La seguridad es sobre todo una superstición. No existe en la naturaleza, ni en los hijos de los hombres como una experiencia de ella. Evitar el peligro no es más seguro a largo plazo que exponerse a él. La vida es una aventura atrevida, o no es nada.
La propagación de la civilización puede ser asemejada a un incendio; primero, una débil chispa, luego una llama parpadeante, después un resplandor poderoso, cada vez más veloz y potente.