No podemos detener los desastres naturales pero podemos armarnos de conocimiento: no se perderían tantas vidas si existiera suficiente preparación contra los desastres.
Sigue ondulando, mar azul profundo y oscuro, ondula. Diez mil flotas te arrasan en vano. El hombre marca la tierra con la ruina, pero su control se detiene en la orilla.
Toda la vida y las relaciones humanas se han vuelto tan incomprensiblemente complejas que, cuando piensas en ello, se vuelve terrible y tu corazón se detiene.
Dios me ha enviado a la tierra. Me mando a hacer algo, y nadie me puede detener. Si Dios quiere que me detenga, entonces me detendré. El hombre nunca puede.