En la vida, puedes culpar a un montón de personas y puedes revolcarse en la autocompasión, o puedes levantarte a ti mismo y decir: 'Oye, tengo que ser responsable de mí mismo'.
En el siglo XXI nuestras papilas gustativas, la química de nuestro cerebro, nuestra bioquímica, nuestras hormonas y nuestras cocinas han sido secuestradas por la industria de la alimentación.