Frase de Kersti Kaljulaid

La preocupación por el medio ambiente está ahora firmemente incrustada en la vida pública: en la educación, medicina y derecho; en el periodismo, literatura y arte.

Mi más grande preocupación es que solo quiero hacer mi trabajo.

Creo que la preocupación de la FDA es la seguridad del paciente.

No es el fin del cuerpo físico lo que debería preocuparnos. Por el contrario, nuestra preocupación debe ser vivir mientras estamos vivos - liberar a nuestro ser interior de la muerte espiritual que viene con el vivir detrás de una fachada diseñada para ajustarse a las definiciones externas de quién y qué somos.

La preocupación agrava la futilidad de estar atrapado en una calle sin salida. Pensar abre nuevas vías.

Una mujer feliz es aquella que no tiene ninguna preocupación; una mujer alegre es aquella que se preocupa pero no deja que las preocupaciones la tiren abajo.

En una tormenta de luchas, he tratado de controlar los elementos, cerrando los puños para protegerme a mi mismo y ser feliz. Pero el estrés puede ser una adicción y la preocupación puede ser nuestra estocada para el control y nos olvidamos de que la respuesta a este momento es siempre sí a causa de Cristo.

La preocupación es el peor veneno para el estómago.

Nuestro Padre celestial entiende nuestras decepciones, sufrimientos, dolores, miedos y dudas. Él siempre está ahí para animar nuestros corazones y ayudarnos a entender que él es suficiente para todas nuestras necesidades. Cuando acepté esto como una verdad absoluta en mi vida, descubrí que mi preocupación había acabado.

La biblia nos dice que Dios va a satisfacer todas nuestras necesidades. Él alimenta a los pájaros en el aire y viste la hierba con el esplendor de los lirios. ¿Cuánto más, entonces, cuidará de nosotros, los que están hechos a su imagen y semejanza? Nuestra única preocupación es obedecer al Padre celestial y dejar las consecuencias en sus manos.