Si tú deseas el amor de Dios y del hombre, sé humilde, pues el corazón orgulloso, ya que no ama a nadie sino a sí mismo, es amado por nadie sino por sí mismo. La humildad impone donde no pueden prevalecer ni la virtud, ni la fuerza, ni la razón.
Francis Quarles
amar amor corazón desear hombre humildad imponer prevalecer