Ningún gran movimiento diseñado para cambiar el mundo puede soportar que se rían o de él o lo menosprecien. La burla es un óxido que corroe todo lo que toca.
La culpa en la conciencia, al igual que el óxido en el hierro, lo contaminan y consumen, carcomiéndolo y acechándolo, así como el que al final se come el propio corazón y la esencia del metal.