Yo obligo a la gente a tomar café conmigo, porque no confío en que se puede mantener una amistad sin cualquiera de los otros sentidos aparte de una pantalla de computadora o teléfono móvil.
Me gusta sentarme, relajarme, tomar una taza de café en la terraza y leer un libro. Me gustaría viajar por el mundo, y yo tengo la suerte de ver tanto a través del ciclismo.
Una hoja se revoloteó a través de la ventana esta mañana, como si estuviera apoyada por los rayos del sol, un pájaro se acomodó en la salida contra incendios, el gozo en el deber del café, el gozo me acompañó mientras caminaba.
Queremos hacer un montón de cosas; no estamos en muy buena forma. No dormimos bien. Estamos un poco deprimidos. El café soluciona todos estos problemas en una agradable tacita.
Casi todas las personas de mediana edad y mayores, que conozco, incluyéndome a mi, nos sentimos de 25 años, a menos que no hayamos tomado nuestro café, en cuyo caso nos sentimos de 107.
Estoy lidiando con imbéciles y gnomos y blancos fáciles. Sólo es carrera de ametrallamiento en mi ropa interior antes de mi primera taza de café. No tengo tiempo para estos payasos.
Mi sueño es tener una casa en la playa, incluso solo una pequeña choza en algún lugar, para poder despertar, tomar café, ver delfines, estar tranquilo y respirar el aire.
Mira, como muy bien y me ejercito, pero también disfruto cuando quiero. No me muero de hambre de una manera extremista. No me quitarás mi café o mis lácteos o mi copa de vino porque estaría devastada.
Cuando me despierto por la mañana, simplemente no puedo empezar hasta que he tomado esa primera jarra de café hirviendo. Oh, he probado también otros enemas.
Me gusta el verde claro, a veces el rojo es divertido de mirar, no soy fan del amarillo, a menos que este en un arcoiris, en una taza de café o en una cara feliz.
Hay a quienes les encanta ensuciarse y arreglar las cosas, beber café al amanecer y cerveza después del trabajo. Y aquellos que se mantienen limpios y simplemente aprecian las cosas. En el desayuno beben leche y jugo a la noche. Hay quienes hacen ambos: ellos beben té.
No soy de esas personas que se despiertan y piensan: ¡Bienvenido el día de hoy! Tengo que tener alrededor de 3,5 litros de café para sentirme algo despierto. Sin embargo, amo las horas doradas del atardecer, aunque suene algo melodramático. Cuando el sol está a punto de desaparecer y observas esas sombras románticas y todo luce dorado y amarillo.
la karma es experiencia, y la experiencia crea memoria y la memoria crea imaginación y deseo y el deseo crea la karma de nuevo. Si compro una taza de café, es karma. Ahora tengo ese recuerdo que me pudiera dar el deseo potencial por tomar capuchino y entro a un Starbucks, y entonces hay karma toda otra vez.
En nuestro orgullo pedimos para el desayuno tostadas, omelet y café y lo que acaba de llegar es una ensalada de tomate con cebolla, un plato de encurtidos, una rodaja grande de sandía y dos botellas de soda crema.
Un gran día en Nueva York sería despertar, tomar una taza de café y e ir a Central Park para dar una caminata. Luego iría hacia East Village y daría un paseo. Después de eso, quizá iría a un museo o ver un película de cine independiente en el Angelika.
No quiero estar en mi coche todo el día. Me encanta amanecer en Venice y andar con mis perros al café donde tomo mi té, y de ahí tal vez ir a una librería para sentarme a leer, y luego pasear por la playa.
Regresar a casa, pasar tiempo con la familia, siento que son mis amigos, todos ellos. Espero conocer a alguno y tomarme un café con él, y me encantará cuando nos podamos reunir todos. Simplemente me encnta.
Creo que la mayor idea errónea sobre mí es que la gente realmente no sabe quién soy yo en realidad. Ven mi lado parrandero y loco. Pero también tengo un lado relajado. Sabes, vivo con calma y tengo los pies en la tierra. Si quieres tomar un café y hablar de la vida, puedo hacerlo.