La cobardía y la valentía suceden sin una medida de la afectación. Tampoco lo hace el amor. Los sentimientos nunca son verdaderos. Juegan con sus espejos.
Cuando la cobardía se hace respetable, sus seguidores son innumerables tanto entre los débiles como entre los fuertes; fácilmente se convierte en una moda.
Cuando desarmas a las personas, comienzas a ofenderlas y demuestras que no confías en ellas, ya sea por cobardía o por falta de confianza, y ambas opiniones generan odio.
Es una pregunta abierta si cualquier comportamiento basado en el temor al castigo eterno puede considerarse como ético o debe considerarse simplemente como cobardía.
Nos dicen que el suicidio es la más grande expresión de la cobardía... que el suicidio es malo; cuando es bastante evidente que no existe nada en el mundo a lo cual cada hombre tenga derecho más incontestable que a su propia vida y persona.