Frase de Albert Camus

La formación final del carácter de una persona radica en sus propias manos.

El verdadero liderazgo radica en guiar a otros hacia el éxito. Al asegurar que cada uno realiza su mejor desempeño, trabajando en aquello que están comprometidos a hacer y haciéndolo bien.

No importa cuantas bendiciones esperamos de Dios, su generosidad infinita siempre superará todos nuestros deseos y nuestros pensamientos.

La verdadera generosidad es una ofrenda; dada libremente y por puro amor. Sin compromiso. Sin expectativas. El tiempo y el amor son la posesión más valiosa que se puede compartir.

Generosidad es dar más de lo que puede y orgullo es tomar menos de lo necesario.

El amor es el factor que falta; hay una falta de afecto, de calidez en las relaciones; y como nos falta ese amor, esa ternura, esa generosidad, esa misericordia en la relación, escapamos hacia la acción en masa, lo que produce más confusión, más miseria.

Practicar cinco cosas en todas las circunstancias constituye una virtud perfecta; Estas cinco son gravedad, generosidad del alma, sinceridad, seriedad y bondad.

La humanidad es la virtud de una mujer, la generosidad, la de un hombre.

Generosidad en la vida es una cosa muy diferente de generosidad en la hora de la muerte; uno procede de verdadera liberalidad y benevolencia, el otro de orgullo o miedo.

Enseña amor, generosidad, buenos modales y algo de eso se derivará de la clase hacia el hogar y quién sabe, los niños estarán educando a los padres.