La esperanza definitivamente no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte.
La amabilidad constante puede lograr mucho. Así como el sol derrite el hielo, la bondad hace que la incomprensión, la desconfianza y la hostilidad se evaporen.