El mejor es aquel quien llama a los hombres a lo mejor. Y aquellos que acaten el llamamiento también son bendecidos. Pero inútiles aquellos que no llamen, no acaten, sino descansen.
Así que las personas pagarán el castigo por las suposiciones de sus reyes, quienes, planificando maldades, desvían a la justicia de su camino con discursos tortuosos.