Si acepto a la muerte en mi vida, la reconozco y la enfrento directamente, me liberaré de la ansiedad de la muerte y la mezquindad de la vida, y solo entonces seré libre de convertirme en mí mismo.
Creo en las palabras, no en los puños. Creo en mi indignación al conocer personas que viven en cajas en la calle. Creo en la honestidad. Creo en un buen momento. Creo en la buena comida. Creo en el sexo.
Me gusta todo. Las chicas con aspectos de chicos, los chicos con aspectos de chicas, los pesados y los delgados. Lo cual es un problema cuando estoy caminando por la calle.