El excedente de la riqueza es un fideicomiso sagrado sobre el que su poseedor está obligado a administrar durante toda su vida por el bien de la comunidad.
El ojo de Dios que todo lo ve, vió nuestro deplorable estado; infinita compasión tocó el corazón del Padre de las misericordias; y sabiduría infinita estableció el plan para nuestra recuperación.