Para existir, el hombre debe rebelarse, pero la rebelión debe respetar los límites que descubre en sí mismo - límites en los que las mentes se reúnan y en la reunión, comenzarán a existir.
Si los hombres pudieran mirar los acontecimientos de sus vidas con mentes más abiertas, con frecuencia descubrirían que no habrían deseado realmente las cosas que no podían obtener.