La naturaleza muestra que con el crecimiento de la inteligencia viene el incremento de la capacidad para el dolor, y es sólo con el más alto grado de inteligencia que el sufrimiento llegue a su punto supremo.
En nuestra civilización y bajo nuestra forma republicana de gobierno, la inteligencia es tan altamente honrada que se recompensa mediante exención de los cuidados de la oficina.