El espíritu de ganador es no en un nacimiento dotado, un alto coeficiente intelectual, ni en el talento. El espíritu del ganador está en la actitud, no la aptitud. La actitud es el criterio para el éxito.
Nuestras vidas no quedan determinadas por lo que nos sucede, sino por cómo reaccionamos a lo que sucede, no por lo que la vida nos trae sino por la actitud que le llevamos a la vida.
Si tienes una actitud positiva y constantemente te esfuerzas por dar tu mejor esfuerzo, eventualmente superarás tus problemas inmediatos y encontrarás que estás listo para mayores retos.