Cada día es una pequeña vida: cada despertar y levantarse es un pequeño nacimiento, cada mañana fresca es una pequeña juventud, cada ir a descansar y dormir es una pequeña muerte.
Si acepto a la muerte en mi vida, la reconozco y la enfrento directamente, me liberaré de la ansiedad de la muerte y la mezquindad de la vida, y solo entonces seré libre de convertirme en mí mismo.