El ojo de Dios que todo lo ve, vió nuestro deplorable estado; infinita compasión tocó el corazón del Padre de las misericordias; y sabiduría infinita estableció el plan para nuestra recuperación.
Yo fui el conductor del Ferrocarril Subterráneo por ocho años, y puedo decir lo que no pueden decir la mayoría de los conductores; nunca dirigí mi tren fuera de las vías y nunca perdí a un pasajero.
Una playa no es sólo un barrido de arena y conchas de animales marinos, el cristal de mar, las algas, los objetos incongruentes que fueron lavados por el océano.
El amor corporal es más que la aceptación del yo o la aceptación del cuerpo. Amor de cuerpo es sobre la autoestima en general. Es más que nuestra apariencia física.
Cualquier cosa a la que no puedas renunciar cuando ya haya perdido la utilidad te posee, y en esta era materialista muchos de nosotros somos poseídos por nuestras posesiones.