La preocupación por el medio ambiente está ahora firmemente incrustada en la vida pública: en la educación, medicina y derecho; en el periodismo, literatura y arte.
La mayoría de las leyes condenan el alma y pronuncian sentencia. El resultado de la ley de mi Dios es perfecto. Condena pero perdona. Restaura, de una manera más que abundante, lo que quita.