El estado natural de la maternidad es la abnegación. Cuando te conviertes en madre, ya no es el centro de tu propio universo. Cedes ese puesto a tus hijos.
El fútbol se parece mucho a la vida en el hecho de que enseña que el trabajo, el sacrificio, la perseverancia, la unidad competitiva, la abnegación y el respeto a la autoridad es el precio que todos y cada uno de nosotros debe pagar para alcanzar cualquier meta que valga la pena.
25 millones de veteranos viven hoy entre nosotros. Estos hombres y mujeres echan al lado con abnegación sus vidas civiles para ponerse el uniforme y servirnos.
Por cualquier cosa que valga la pena tener uno debe pagar el precio; y el precio es siempre trabajo, paciencia, amor, abnegación-no hay papel moneda, no hay promesas que pagar, sino el oro del servicio real.