Y a propósito, de todo en la vida se puede escribir si tienes las agallas para hacerlo, y la imaginación para improvisar. El peor enemigo de la creatividad es dudar de uno mismo.
Mucha gente tiene miedo de decir la verdad, de decir no. Ahí es donde la dureza entra en juego. La dureza no consiste en ser un bravucón. Consiste en tener agallas.
Es fácil crear los problemas. Lo hacemos todo el tiempo. Encontrar las soluciones, las que duran y producen buenos resultados, requiere las agallas y el cuidado.
Mucha gente corre una carrera para ver quién es el más rápido. Yo corro para ver quién tiene más agallas, quién puede castigarse a sí mismo a un ritmo agotador y luego al final, castigarse aún más.
Las últimas tres o cuatro repeticiones son las que hacen que el músculo crezca. Esta área de dolor divide al campeón de alguien que no es campeon. Eso es lo que le hace falta a la mayoría de las personas, tener las agallas de seguir y decir que van a aguantar el dolor no importando lo que que suceda.
Mi agenda personal es un libro de los muertos ahora. Soy tan viejo. Casi todos mis amigos han muerto, y no tengo las agallas para quitar sus nombres del libro.