Es evidente que el mundo no podría existir por simple azar. Es decir, es tan diferente al gran vacío de todo lo demás, e incluso a todos los otros planetas que hemos visto, al menos en nuestro sistema solar, que ninguno de ellos se asemeja ni remotamente a la preciosa naturaleza dadora de vida de nuestro propio planeta.
Chris Hadfield
astronauta