Por primera vez y por algún tiempo el sueño fue el mayor logro. El roble duerme en la bellota, el ave espera en el huevo, y en la más alta visión del alma un ángel que despierta se mueve. Los sueños son el semillero de realidades.
No tenía ningún retrato, pero en fin: soy pequeño como un pajarillo, y soy calvo, como una bellota de castaño, y mis ojos son como el jerez que los invitados dejan en el fondo de los vasos.