La mejor lección que he aprendido con la edad es que todo lo que necesito es un pequeño equipo de camaradas que me inspiren, traten de no juzgarme y me recuerden cuándo me estoy juzgando a mí mismo.
Preferiría hacer lo que hice que arrastrarme frente a una izquierda ritualista y mentir de la misma manera en que esos otros camaradas traicionaron a mi alma.