En cuanto a nosotros mismos, sí, debemos ser mansos, soportar la injusticia, la maldad, el juicio impulsivo. Debemos dar la otra mejilla, renunciar a nuestro capa, ir una segunda milla.
Es más difícil perdonarnos a nosotros mismos, así que probablemente es mejor empezar con otras personas. Es casi como pelar una cebolla. Capa por capa, perdonando a otros, realmente uno llega al punto en que se puede perdonar a sí mismo.