Los economistas quieren que su disciplina sea una ciencia y han acertado en ciertos preceptos, pero muchos de sus debates todavía están nublados por la ideología.
Muchos científicos y economistas también sostienen que ponerle un precio al carbono a través de impuestos sobre el carbono o el comercio de derechos de emisión es necesario.
El crecimiento económico ilimitado tiene la cualidad maravillosa de calmar el descontento mientras se mantienen los privilegios, un hecho que no ha pasado desapercibido entre los economistas liberales.