Si uno no tiene la pistola humeante, es inútil intimidar a los entrevistados. Porque uno solo calla a las personas en lugar de conseguir que se sinceren.
Dos personas como usted, con la velocidad de un maestro, no pueden separarse ni ser barridos uno del otro una vez que estén de acuerdo en que la vida sólo durará para siempre, juntos mano con mano y codo con codo.