Una ironía trágica de la vida es que muy a menudo logramos el éxito o la independencia financiera después de que la razón principal para la cual lo buscábamos haya fallecido.
No importaba lo vital que pudiera ser la experiencia mientras la vivías, tan pronto como terminó y murió, se volvió tan sin vida como las pilas de polvo seco en un libro de texto de historia.