Nunca me obligo a ser devote, excepto cuando me siento muy inspirado. Y nunca compongo himnos sagrados a menos de que sienta devoción real y verdadera en mí.
Cuando eres joven piensas que siempre vas a serlo. Mientras te vuelves más frágil, reflexionas y te das cuenta de cuánto consuelo puede venir del pasado. Los himnos que pueden llevarte hacia el futuro.