La condena rápida de todo lo que no es nuestro, de puntos de vista con los que discrepamos, de ideas que no nos atraen, es el signo de una mente estrecha, de una inteligencia no cultivada. La intolerancia es siempre ignorante, y el niño sabio, que se convertirá en el hombre sabio, trata de comprender y ver la verdad en ideas con las que no está de acuerdo.
Annie Besant
filósofo