Los hechos que al principio parecen improbables, incluso con escasa explicación, dejan caer el manto que los ha ocultado y presentan una belleza desnuda y sencilla.
Conocí en la calle un joven muy pobre que estaba enamorado. Su sombrero era viejo, su saco desgastado, su manto estaba hacia fuera en los codos, el agua pasaba a través de sus zapatos, y las estrellas a través de su alma.