Tanto si nace de la experiencia o de las diferencias fisiológicas o culturales inherentes, nuestro género y orígenes nacionales pueden y marcarán una diferencia en nuestra manera de juzgar.
La corrupción es un cáncer: un cáncer que corroe la fe de los ciudadanos en la democracia, disminuye el instinto de innovación y creatividad; los presupuestos ya apretados, desplazando importantes inversiones nacionales. Desperdicia el talento de generaciones enteras. Asusta a las inversiones y los empleos.
Después de todo, la ciencia es esencialmente internacional y es solo mediante la falta del sentido histórico que a ella se le atribuyen cualidades nacionales.
Cada uno de nuestros mayores tesoros nacionales, nuestra libertad, empresa, vitalidad, riqueza, poderío militar, autoridad mundial, fluyen de una fuente sorprendente: nuestra capacidad de dar gracias.
Todas las instituciones nacionales de iglesias, ya sean judías, cristianas o turcas, me parece nada más que invenciones humanas, creadas para aterrorizar y esclavizar a la humanidad y monopolizar el poder y el beneficio.
Los que sirvieron y los que continúan sirviendo en el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, la Marina y la Guardia Costera hicieron un juramento de respetar y proteger la Constitución contra todos los enemigos extranjeros y nacionales, y jamás podemos olvidar la importancia de su compromiso con nuestra Nación.
Las parejas casadas que trabajan juntas para construir y mantener un negocio asumen grandes responsabilidades. No sólo su trabajo es importante para nuestras economía locales y nacionales, sino que también su éxito es fundamental para el bienestar de sus familias.