Soy un gran fanático de las palomitas de maíz. De hecho un día para mi cumpleaños, mi esposo me compró una de esas máquinas grandes de palomitas de maíz como las que tienen en las salas de cine.
Entiendo cómo es trabajar toda la semana y viernes en la noche sólo quiero irme y dejar el cerebro en la puerta, comprar unas palomitas y emocionarme con algo.
Los seres humanos aman el sexo, necesitamos sexo, es como nos conectamos, nos recuerda que estamos vivos, es la tercera necesidad humana más básica, después de la comida y de una buena película con palomitas de maíz.
Creo que mas o menos se espera que la gente sea efusiva sobre las películas, pero creo que el camino contrario es bueno también en ocasiones. Prefiero tener una película de la que estés enojado y de la que estés hablando al día siguiente, que una de la que te olvides para cuando las palomitas de maíz vallan a la basura.