Puedo no ser reverente ante todo lo que se llama vida. No puedo hacer otra cosa más que tener compasión por todo lo que se llama vida. Ese es el principio y el fundamento de toda ética.
Los jueces deberían ser más austeros que ingeniosos, más reverentes que plausibles y más aconsejados que seguros. Sobre todas las cosas, la integridad es su porción y su virtud adecuada.