El único tiempo que realmente vives a plenitud es entre treinta y sesenta años. Los jóvenes son esclavos de los sueños; los viejos son sirvientes de los arrepentimientos. Sólo en la mediana edad tienes los cinco sentidos en el mantenimiento de su ingenio.
La tarea principal de un conductor no es la de ponerse en evidencia, sino la de desaparecer detrás de sus funciones lo más que pueda. Somos pilotos, no sirvientes.