Dios me ha enviado a la tierra. Me mando a hacer algo, y nadie me puede detener. Si Dios quiere que me detenga, entonces me detendré. El hombre nunca puede.
No escribas nada que puedas mandar por teléfono. No mandes por teléfono nada que puedas hablar. No hables nada que puedas susurrar. No murmures nada que puedas sonreír. No sonrías nada que puedas asentir con la cabeza. No asientas con la cabeza nada que puedas guiñar.