Tolerar el mal conduce solamente a más mal. Y cuando la gente buena está parada y no hace nada mientras reina la maldad, se consumirán sus comunidades.
El aprendizaje es el resultado de escuchar, que a su vez conduce a escuchar aún mejor y poner atención a la otra persona. En otras palabras, para aprender del niño, hay que tener empatía y la empatía crece a medida que aprendemos.