Tolerar el mal conduce solamente a más mal. Y cuando la gente buena está parada y no hace nada mientras reina la maldad, se consumirán sus comunidades.
La vida es un camino grande con muchas señales. Así que cuando se encuentre estancado no complique su mente. Huya del odio, la maldad y los celos. No entierre sus pensamientos, vea la realidad. ¡Despierte y viva!
En cuanto a nosotros mismos, sí, debemos ser mansos, soportar la injusticia, la maldad, el juicio impulsivo. Debemos dar la otra mejilla, renunciar a nuestro capa, ir una segunda milla.
Las palabras pueden pronunciarse con amargura e ira y a menudo parece que hay un elemento de verdad en esa maldad. Y las palabras no desaparecen, sino que se quedan haciendo eco.
Así que las personas pagarán el castigo por las suposiciones de sus reyes, quienes, planificando maldades, desvían a la justicia de su camino con discursos tortuosos.