Si acepto a la muerte en mi vida, la reconozco y la enfrento directamente, me liberaré de la ansiedad de la muerte y la mezquindad de la vida, y solo entonces seré libre de convertirme en mí mismo.
En algún sitio sabemos que sin silencio las palabras pierden su significado, que sin escuchar, hablar ya no sana, que sin distancia la cercanía no puede curar.
La depresión económica no se puede curar por acción legislativa o pronunciamiento ejecutivo. Las heridas económicas deben ser sanadas por la acción de las células del cuerpo económico - los productores y consumidores.