El valor y el coraje de nuestras mujeres y hombres jóvenes en las fuerzas armadas son un ejemplo brillante para todo el mundo, y debemos a ellos y sus familias nuestro más profundo respeto.
Ciertamente, almas amorosas, deben ir hacia Dios con toda humildad y respeto, humillándose a ustedes mismos en Su presencia, sobre todo cuando recuerdas tus pecados e ingratitudes pasadas.