El valor y el coraje de nuestras mujeres y hombres jóvenes en las fuerzas armadas son un ejemplo brillante para todo el mundo, y debemos a ellos y sus familias nuestro más profundo respeto.
Ciertamente, almas amorosas, deben ir hacia Dios con toda humildad y respeto, humillándose a ustedes mismos en Su presencia, sobre todo cuando recuerdas tus pecados e ingratitudes pasadas.
Toda buena relación, en especial el matrimonio, se basa en el respeto. Si no se basa en el respeto, nada de lo que parece ser bueno durará mucho tiempo.