Aparte de valores y ética que he tratado de vivir, el legado que quiero dejar es muy simple - que siempre me he parado por lo que yo considero lo correcto, y he tratado de ser lo más justo y equitativo como podía.
Los líderes verdaderos no invierten en edificios. Jesús nunca construyó un edificio. Invierten en la gente. ¿Por qué? Porque el éxito sin un sucesor es fracaso. Así que tu legado no debe ser en edificios, programas o proyectos; tu legado debe ser en las personas.
Siento que el mayor legado de mi padre fue la gente que inspiró a participar en el servicio público y sus comunidades, a unirse a los Cuerpos de Paz, para ir al espacio. Y realmente esa generación transformó este país en los derechos civiles, la justicia social, la economía y todo.
El legado más grande que se puede transmitir a los hijos y nietos no es el dinero o cosas materiales acumuladas en la vida, sino más bien un legado de fe y carácter.