El ojo de Dios que todo lo ve, vió nuestro deplorable estado; infinita compasión tocó el corazón del Padre de las misericordias; y sabiduría infinita estableció el plan para nuestra recuperación.
El espíritu de ganador es no en un nacimiento dotado, un alto coeficiente intelectual, ni en el talento. El espíritu del ganador está en la actitud, no la aptitud. La actitud es el criterio para el éxito.
Una playa no es sólo un barrido de arena y conchas de animales marinos, el cristal de mar, las algas, los objetos incongruentes que fueron lavados por el océano.