Toda persona recuerda algún momento en su vida donde fue testigo de alguna injusticia, grande o pequeña y se hizo de la vista gorda porque las consecuencias de intervenir parecían demasiado intimidantes. Pero hay un límite a la cantidad de descortesía, desigualdad y falta de humanidad que un individuo puede tolerar. He cruzado esa línea. Y ya no estoy solo.
Cuando tengas una tarea grande y difícil, algo quizás casi imposible, si solo trabajas poco a poco, cada día un poco más, de repente el trabajo se terminará solo.