Las inversiones inmobiliarias, incluso en una escala muy pequeña, siguen siendo un medio comprobado y verdadero para construir la riqueza y el flujo de efectivo de un individuo.
El excedente de la riqueza es un fideicomiso sagrado sobre el que su poseedor está obligado a administrar durante toda su vida por el bien de la comunidad.
Si el dinero ayuda a un hombre a hacer el bien a los demás, entonces tiene algún valor; pero si no, es simplemente una masa de mal, y cuanto antes se deshaga de él, mejor.