Lo que más esperanza me da todos los días es la gracia de Dios; el saber que su gracia me dará la fuerza para enfrentar cualquier cosa, saber que nada sorprende a Dios.
La esperanza definitivamente no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte.
El gran regalo de la Pascua es la esperanza, la esperanza cristiana que nos hace tener esa confianza en Dios, en su máximo triunfo y en su bondad y amor, al cual nada puede sacudir.
El sueño americano es que cualquier hombre o mujer, a pesar de su origen, puede cambiar sus circunstancias y elevarse tan alto como su voluntad de trabajar.
Debes tomar responsabilidad personal. No puedes cambiar las circunstancias, las estaciones o el viento, pero te puedes cambiar a ti mismo. Eso es algo de lo que debes hacerte cargo.
El sexismo de cierta forma nos predispone a ver las obras de los hombres como si fuesen más importante que la de las mujeres, y es un problema, supongo que, como escritores, tenemos que cambiar.