Los mejores años de tu vida son aquellos en los que decides que tus problemas son tuyos. No culpas ni a tu madre, ni a la ecología, ni al Presidente. Te das cuenta de que controlas tu propio destino.
El espíritu de ganador es no en un nacimiento dotado, un alto coeficiente intelectual, ni en el talento. El espíritu del ganador está en la actitud, no la aptitud. La actitud es el criterio para el éxito.