Recuerde, si necesita ayuda de su mano, está en el extremo de su brazo. A medida que envejezca, recuerde que tiene otra mano; la primera es para ayudarse a sí mismo, la segunda es ayudar a los demás.
Todo hombre que se levanta por encima del nivel común ha recibido dos enseñanzas: la primera proviene de sus maestros; la segunda, la más personal e importante, de sí mismo.