El ojo de Dios que todo lo ve, vió nuestro deplorable estado; infinita compasión tocó el corazón del Padre de las misericordias; y sabiduría infinita estableció el plan para nuestra recuperación.
Siempre consideré la Declaración de la Independencia un espectáculo teatral. Jefferson se quedó con todo el efecto escenográfico... y con toda la gloria de él.