En este mundo peligroso en que vivimos, donde el odio y la violencia y los desastres naturales a veces chocan para casi abrumarnos, cada uno de nosotros puede ayudar de alguna manera.
La mayoría de las leyes condenan el alma y pronuncian sentencia. El resultado de la ley de mi Dios es perfecto. Condena pero perdona. Restaura, de una manera más que abundante, lo que quita.
La paz no es la ausencia de conflicto sino la presencia de alternativas creativas para responder al conflicto, alternativas a respuestas pasivas o agresivas, alternativas a la violencia.